Entre los judíos se consideraba tan firme como el matrimonio, y no podía ser disuelto excepto por divorcio. Se dieron ciertas leyes en cuanto a la mujer desposada (Éx. 21:8, 9; Dt. 20:7; 28:30).
María, la madre del Señor Jesús, estaba desposada con José, y éste consideró la posibilidad de repudiarla en privado, pero un ángel del Señor le informó acerca de la realidad de su condición (Mt. 1:18, 19; Lc. 1:27; 2:5).
Se usa simbólicamente para expresar el favor de Jehová hacia su antiguo pueblo en un día aún futuro cuando Él los «desposará» a Sí mismo para siempre (Os. 2:19, 20).
También en cuanto a la posición que la Iglesia tiene con Cristo, Pablo escribió a los santos en Corinto: «os he desposado con un sólo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo» (2 Co. 11:2). La conducta de los santos debería corresponderse con la realidad de este desposorio.