Nombre dado a los descendientes de Edom (Gn. 36:1-19) y a todos los que se incorporaron a ellos.
Tan pronto como Jacob regresó de Mesopotamia, Esaú ocupó la tierra de Edom (Gn. 32:3; Dt. 2:4, 5).
Al principio se gobernaban por medio de jefes de tribu, pero al surgir la monarquía hebrea, gobernados por reyes (Gn. 36:31-39). Saúl peleó en contra de los edomitas, y David puso guarniciones en Edom después de conquistar el país (1 Cr. 18:13).
Los edomitas ayudaron a Israel y a Judá en su lucha contra el rey de Moab, pero bajo el reinado del hijo de Jeroboam se rebelaron. Joram no pudo dominarlos (2 R. 8:20-22); Amasías lo logró en el valle de la Sal y tomó Sela, la capital (2 R. 14:7; 2 Cr. 25:11, 12).
Juan Hircano obligó a los edomitas a circuncidarse y a incorporarse al pueblo judío.
Los herodianos eran edomitas y muchos de los zelotes que tomaron parte en la defensa de Jerusalén. Después de este acontecimiento la historia dice muy poco de ellos.