Un arbusto que crece en abundancia en el desierto y muy valorado aún en nuestros días por los nómadas. También es apreciado como combustible. En el desierto su sombra es muy buscada (1 R. 19:4; Jb. 30:4). Su madera es muy olorosa y a ella se hace alusión cuando se habla de «madera de cedro» en Lv. 14:4.