Una escuela de filósofos que derivaban su nombre de Epicuro, que había tenido su «jardín» en Atenas.
Su teoría era que el objetivo de la vida humana debía ser el de experimentar emociones placenteras, y que el epítome de la felicidad era la tranquilidad apacible de la mente.
Su clave era la experiencia, no la verdad. Pablo intentó hacer volver el pensamiento de los atenienses de sus filosofías inventadas, y de sus ídolos hechos de manos, al Dios único y verdadero (Hch. 17:18).