«velloso».
Hijo de Isaac y Rebeca, gemelo de Jacob. Esaú había sido el primero en nacer. Es descrito como «pelirrojo, y era todo velludo como una pelliza» (Gn. 25:25, rev. 77), de ahí su nombre. Lo primero que leemos acerca de él es su venta de su derecho de primogenitura a su astuto hermano Jacob por un plato de potaje de lentejas. Debido a esto se le califica en el NT de profano, porque no le dio valor a lo que era un don de Dios. Después procuró anhelante la bendición, pero ya no hubo oportunidad para el arrepentimiento (Gn. 25:29-34; He. 12:16,17).
Jacob, por falta de fe en Dios, obtuvo la bendición mediante una artimaña, arrancándola con engaño a su padre (el cual, en contra de la elección de Dios, quería dársela a Esaú). En esta bendición, Isaac hizo de Jacob el señor de sus hermanos. La bendición a Esaú fue la grosura de la tierra, y el rocío del cielo; viviría por la espada, y serviría a su hermano, aunque quebrantaría el yugo de su cuello (Gn. 27:37-40). Esaú aborreció a su hermano, y afirmó la intención de dar muerte a Jacob cuando llegaran los días de luto por su padre.
Esaú tuvo tres esposas (véase BASEMAT) y una numerosa descendencia, que llegó a ser una tribu poderosa. Cuando fue a encontrar a Jacob, iba acompañado de 400 hombres. Puede que Dios hubiera advertido a Esaú, como hizo con Labán, para que no hiciera daño a Jacob. También es posible que su cólera se hubiera apaciguado; porque cuando se acercaron el uno al otro, «Esaú corrió a su encuentro, y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron». Así quedaron felizmente reconciliados, y a la muerte de Isaac sus dos hijos le sepultaron (Gn. 33:4; 35:29).
La historia llevó al cumplimiento de la profecía. (Véase EDOMITAS.).
Con respecto al pasaje de «a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí», véase ELECCIÓN.