La doctrina de las últimas cosas. Trata tanto del futuro del individuo como de los destinos eternos de la humanidad, así como en general del desarrollo del plan profético de Dios a través de la Historia. El foco de interés se halla en el establecimiento del Rey en un reino de Dios. Habiendo fracasado el primer Adán como cabeza de la creación en mantenerse él mismo sometido a Dios, Satanás viene a ser el dios de este mundo. El desarrollo de la historia de la Redención y del futuro y definitivo establecimiento del Reino de Dios por parte del Hijo del hombre, el Segundo Adán, el Dios-hombre, es lo que constituye el centro de toda la escatología. El primer paso en este establecimiento se da en la batalla de la cruz, en la que Satanás pierde su poder. El segundo paso será cuando el Resucitado, que «destruyó mediante la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, el diablo» (He. 2:14), venga a hacer efectiva su victoria, y a tomar el dominio que ya le pertenece en virtud de la redención consumada por Él.

La Biblia marca una marcha histórica, que está revelada a través de toda ella, pero muy especialmente en los libros proféticos. El primer anuncio, después de la Caída, acerca de la instauración del reino, se halla en el protoevangelio (Gn. 3:14-15). Allí se halla el germen escatológico, que va ampliándose en círculos que abarcan cada vez más y más, a través de la promesa dada a Abraham, de que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra (Gn. 12:3; 22:18). Se suceden diversas promesas, dándose el cetro del reino a la descendencia de Judá (Gn. 49:10). Éste queda después circunscrito a la descendencia de David, con la promesa de un trono eterno (2 S. 7:8-29; 1 Cr. 17:7-27), el cual es confirmado con el nuevo pacto (Jer. 31:31-37; 33:14-17), el cual se cumple en Jesús, hijo de David según la carne (Lc. 1:30-33). Hay numerosas menciones a este reino por diversos pasajes de las Escrituras. Notable entre ellos es el salmo 2. Pero la estructura básica del desarrollo escatológico se halla en Daniel y Apocalipsis, que proveen el marco cronológico. (Véanse APOCALIPSIS, DANIEL, MILENIO, y las bibliografías correspondientes. Véanse también los breves esquemas en el cuadro que acompaña a este artículo.)


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