Descendientes de Filistim a través de Casluhim, hijo de Mizraím (Gn. 10:13, 14).

Procedían de Caftor, que probablemente es Creta (Jer. 43:4), la egipcia Kefti o Keftiu, aunque hay eruditos que sitúan su origen en Capadocia.

Ya cuando Abraham fue a morar en Gerar se encontraban en el suroeste de Palestina (Gn. 20); tanto Abraham como Isaac tuvieron ciertos problemas con ellos por unos pozos que habían cavado (Gn. 21:25-34; 26:1-18).

Eran una nación guerrera, siendo ésta la razón por la que Dios no llevó a los israelitas por tierra de ellos al sacarlos de Egipto (Éx. 13:17).

En época de Josué, el territorio de Filistea estaba dividido en cinco ciudades-estado con sus territorios, con un rey o señor en cada una (Gaza, Asdod, Ascalón, Gat, Ecrón: Jos. 13:2, 3).

En época de los jueces oprimen a Israel, interviniendo Samgar contra ellos (Jue. 3:31). Hubo entonces guerras intermitentes entre filisteos e israelitas.

Su conocimiento de la metalurgia del hierro, desconocida por los israelitas, los dotó de una enorme superioridad militar sobre estos últimos (1 S. 13:20).

En los primeros tiempos de la monarquía israelita hubo un fuerte choque con ellos, en el que Saúl perdió la vida (1 S. 31). David los sometió (2 S. 5:25); bajo Salomón quedaron reducidos a la condición de tributarios (1 R. 4:21).

Al dividirse el reino bajo Roboam, los filisteos consiguieron recobrar mucho de su antigua independencia.

Uzías (2 Cr. 26:6, 7) y Ezequías (2 R. 18:8) los quebrantaron.

A la caída del reino norteño de Israel en el año 721 a.C. los filisteos se dedicaron a hostigar al rey Acaz, dándose asimismo una fuerte tensión entre ellos y los asirios en su competencia por el control de Judá (inscripciones de Tiglat-pileser y Sargón).

El final definitivo de los filisteos tuvo lugar bajo uno de los reyes de la XXVI dinastía egipcia (Jer. 47:1-5), aunque no puede descartarse que asirios o babilonios tuvieran su parte en su extinción.

Los problemas cronológicos que afectan a la reconstrucción de la historia de Egipto (véase EGIPTO) tienen su reflejo en el tratamiento que se da a la historia de los filisteos. Según el marco cronológico comúnmente difundido, se identifica a los filisteos con los llamados «Pueblos del Mar», desembarcados en las costas de Canaán en el año 1.200 a.C., y siendo posteriormente rechazados por los egipcios, acaudillados por Ramsés III. Sin embargo, el estrecho examen de la llamada nueva cerámica no permite la identificación de los Pueblos del Mar con los filisteos. Por otra parte, la destrucción de Ascalón por Senaquerib (705-681 a.C.) en una expedición de castigo se halla arqueológicamente en el nivel inmediatamente inferior al de la ocupación de esta localidad por los Pueblos del Mar. Así, la irrupción de los Pueblos del Mar no tuvo lugar en 1.200 a.C. sino, siguiendo la cronología revisada de Egipto, alrededor del año 700 a.C. Estos Pueblos del Mar fueron una migración de pueblos helénicos muy posterior al establecimiento en Palestina de los filisteos. La identificación de los filisteos con los Pueblos del Mar no solamente contradice a las Escrituras, sino también la evidencia monumental de la existencia anterior de adoradores de Dagón en Ascalón. Esta identificación de los Pueblos del Mar con los filisteos reposa en una mera suposición que su originador, Brugsch, abandonó posteriormente, pero que parece tener una fuerte tendencia a perpetuarse.

Los filisteos eran idólatras. Tenían diversos centros de culto dedicados a varios dioses:

Gaza y Asdod eran centros del culto a Dagón;

Ascalón era un centro de adoración para Astoret, y 

Ecrón era la sede de Baal-zebub (1 S. 5:2; 2 R. 1:1-16).

Bibliografía:

D. A. Courville: «The Exodus Problem and its Ramiflcations» (Challenge books, Loma Linda, California 1971);

J. P. Free: «Archaeology and Bible History» (Van Kampen Press, Wheaton, Illinois, 1950);

I. Velikovsky: «Ages in Chaos» (Doubleday, Garden City, New York 1952).


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