Gr. «génesis», «origen».

Nombre que se le da en la versión LXX al primer libro del AT; proviene del heb. «B'rëshith», «en el principio», frase con la que comienza el libro.

Génesis se divide en tres secciones:

(a) Descripción del mundo, su creación y sus relaciones con Dios, comienzo de la historia humana (Gn. 1:1-2:2).

(b) Esquema de la historia de la humanidad antes de Abraham; revelación de las relaciones entre Dios y la raza humana; comienzo de la historia del pueblo escogido (Gn. 2:4-11:26).

(c) Historia del pueblo del pacto hasta su ida a Egipto (Gn. 11:27-50:26).

Respecto a la primera sección, véase CREACIÓN. Con respecto a la segunda sección, véanse DILUVIO, BABEL, etc.

(a) SINOPSIS.

Una breve sinopsis de Génesis es como sigue:

Creación del universo y de la tierra con todo lo que ésta contiene (Gn. 1:1-2:3);

relato particularizado de la creación del hombre y de la mujer (Gn. 2:4-25);

la caída (Gn. 3),

progreso del pecado (Gn. 4:1-15),

la línea impía (Gn. 4:16-24),

la línea elegida (Gn. 4:25-5:32),

el aumento del pecado (Gn. 6:1-8),

el diluvio (Gn. 6:9-9:17),

la repoblación de la tierra (Gn. 9:18-10:32),

la construcción de la torre de Babel (Gn. 11:1-9) y

el origen de la raza semítica (Gn. 11:10-26),

el inicio de la carrera de Abraham, su llamamiento, su peregrinación en Canaán (Gn. 11:27-25:10),

la vida de Isaac, desde la muerte de su padre hasta la partida de Jacob hacia Mesopotamia (Gn. 25:11-27:40),

la vida de Jacob desde su partida a Mesopotamia hasta la muerte de Isaac (Gn. 27:41-35:29),

la descendencia de Esaú (Gn. 36),

el comienzo de la historia de José hasta que fue vendido en Egipto (Gn. 37),

el pecado de Judá (Gn. 38),

la condición de José en Egipto (Gn. 39-45),

las circunstancias relativas a la vida de Jacob, de su familia y de José en Egipto (Gn. 46-49),

la muerte de Jacob y de José (Gn. 50).

Génesis tiene diez divisiones naturales que tienen como encabezamiento la fórmula «Éstos son los orígenes» (heb. «tol'doth», véase GENERACIÓN), o traducciones equivalentes (Gn. 2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11:10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1, 9; 37:2).

Para la cuestión del autor, de la unidad, autenticidad, véase PENTATEUCO.

(b) MENSAJE ESPIRITUAL.

Este libro fundamental nos introduce de una manera magistral en la revelación escrita de Dios. Al explicarnos los orígenes traza, simultáneamente, las líneas maestras que conducen a través de toda la Biblia hasta la consumación final del Apocalipsis.

En Génesis hallamos efectivamente el origen de todas las cosas: la creación de los cielos y de la tierra, del hombre, del paraíso, del árbol de la vida, la primera mención del tentador, la caída y el comienzo del pecado entre la raza humana, primer juicio universal mediante el agua, la torre de Babel, confusión de las lenguas, la vocación del pueblo de Dios.

En el Apocalipsis todo se consuma: nuevos cielos y nueva tierra, la humanidad glorificada, el paraíso eterno y el árbol de la vida (Ap. 2:7; 22:2), castigo definitivo de Satanás, fin del pecado, segundo juicio universal por fuego (Ap. 20:11; 2 P. 3:5-12), reunión de los hombres de todas las lenguas alrededor del Cordero (Ap. 5:9), su reinado eterno en la Nueva Jerusalén en la presencia inmediata de Dios (Ap. 21:22).

En ello se tiene una de las pruebas de la extraordinaria unidad de la inspiración de la Biblia, escrita a lo largo de unos 16 siglos por un cúmulo de diferentes autores.

Como es natural, Génesis es citado incesantemente de manera directa o indirecta en el AT. El Señor se presenta constantemente como «el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob», nombre que sería incomprensible sin el libro de Génesis. Y tampoco se podrían concebir ni el origen ni el llamamiento de Israel sin este libro. Nos hallaríamos con un gran vacío si careciéramos de los primeros 11 capítulos, que sirven como semillero de toda la historia de la redención. Señalemos también que los capítulos 12-50 (39 capítulos, casi 3/4 del libro) se dedican a cuatro biografías, llenas de enseñanzas acerca del individuo, de la familia, de la educación, y de la acción de Dios a través de las generaciones.

En cuanto al NT, hay más de 60 citas de Génesis:

Cristo mismo confirma sus principales relatos:

la creación del hombre y de la mujer (Mt. 19:4-6),

asesinato de Abel (Lc. 11:49-51),

el diluvio (Lc. 17:26-27),

Abraham, Isaac y Jacob (Mt. 22:32; Jn. 8:56),

circuncisión de los patriarcas (Jn. 7:21-23), etc.

Esteban hace en Hechos un resumen desde el llamamiento de Abraham hasta el descenso a Egipto con José (Hch. 7:1-17).

Pablo hace constantes alusiones a los personajes y a los hechos espirituales de Génesis (por ej., Ro. 4; 5:12-21; 9:7-13; 1 Co. 11:7-12; 2 Co. 11:3; Gá. 3:6-18; 4:21-31; 1 Ti. 2:13, etc.).

En cuanto a la epístola a los Hebreos, cp. Melquisedec (He. 7:1-22), sobre la creación, y sobre los patriarcas, desde Abel hasta José (He. 11:3-22).

(c) LUGAR OCUPADO POR CRISTO.

El lugar ocupado por Cristo en Génesis es lo que da un mayor valor a este libro. El mismo Jesús advirtió que Moisés había escrito de él, y que si no creemos a Moisés no podremos creer en sus palabras (Lc. 24:25-27, 44; Jn. 5:46-47; 8:56).

Ya en el relato de la Creación podemos ver una alusión velada a la Trinidad con el plural usado a propósito de Dios (Gn. 1:1, Elohim, etc.), y en el consejo tenido en el seno de la Deidad en el momento de la creación del hombre (Gn. 1:26; cp. Jn. 1:1-3; Col. 1:16; He. 1:10).

Adán era figura de Aquel que había de venir (Ro. 5:14, 15; 1 Co. 15:22, 45-49). La promesa de la simiente de la mujer que aplastará la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15) recibe el nombre de «protoevangelio», el primer anuncio de la redención mediante la encarnación y sufrimientos.

Abel es declarado justo por su fe en un sacrificio cruento, más excelente que el de Caín (Gn. 4:4; He. 11:4).

El agua del diluvio fue una figura del bautismo, y el arca es una de las imágenes de la salvación en Cristo, que pasa a través del juicio dando refugio a los que se allegan a Él, y que mueren y resucitan con Él (1 P. 3:21; Ro. 6:3-4).

Melquisedec es un tipo de nuestro eterno y perfecto Sumo Sacerdote (Gn. 14:18-20; He. 7:1-8, 24-25).

El ángel de Jehová (véase) es igualmente una teofanía, una manifestación de Aquel que da evidencia visible de la presencia de Dios (Gn. 16:7 ss.; 18:2 ss.; 22:11 ss.; 32:24 ss.).

El sacrificio de Isaac, el hijo único tanto tiempo esperado, en Moria (cp. 2 Cr. 3:1), presenta analogías extraordinarias con las del Hijo unigénito de Dios casi en el mismo lugar (Gn. 22; He. 11:17-19; Gá. 3:16).

Silo, el soberano, vendrá un día de la tribu de Judá (Gn. 49:9-10). Es así que se precisa la línea del Mesías: nacerá de nuestra raza (Gn. 3:15), el pueblo originado en Abraham (Gn. 22:17-18), de la tribu de Judá (Gn. 49:10), de la familia de David (2 S. 7:13-16), de María (Lc. 1:32).

(f) MARCO HISTÓRICO.

Con respecto al marco histórico de Génesis, véanse última sección de ABRAHAM, MARDIKH (TELL), PENTATEUCO, y también CREACIÓN, DILUVIO.

Bibliografía:

J. G. Bellet: «The Patriarchs» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, s/f);

J. Calvino: «Génesis» (Banner of Truth, Londres, reimp. 1975);

R. S. Candlish: «Studies in Genesis» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan, 1979);

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C. F. Keil y F. Delitzsch: «The Pentateuch» (William B. Eerdmans Publishing Co., Grand Rapids, Michigan, reimp. 1981);

H. C. Leupold: «Exposition of Genesis» (2 vols., Baker Book House, Grand Rapids, Michigan, 1942/1981);

A. Jukes: «Types in Genesis» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan, 1976);

C. H. Mackintosh: «Génesis» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, 1964);

H. M. Morris: «The Genesis Record» (Creation-Life Publishers, San Diego, California, 1976);

E. J. Young: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, Michigan, 1977) y 

E. J. Young:«Studies in Genesis One» (Reformed and Presbyterian Pub. Co., Nutley, N. J., 1975).


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