Se le da este nombre a adiciones en un texto antiguo hechas por copistas posteriores, con la intención de aclarar alguna expresión arcaica, o incluso para explicarlo o mejorarlo, cuando, en opinión del glosador, tenía un significado oscuro.
No tenían como función ampliar el texto, sino que se escribían al margen. Sin embargo, como las omisiones en las copias se escribían también al margen, en copias posteriores algunas glosas podían pasar, y pasaban, al cuerpo del texto.
Se diferencian de las interpolaciones en que éstas sí iban intencionadamente a añadir al contenido del texto.
Una de las tareas de la crítica textual, en su búsqueda de reconstruir el texto primitivo, es la identificación y excisión de las glosas, como de las interpolaciones, del texto.
Cabe decir, sin embargo, que el estudio crítico del texto ha demostrado que la incidencia de tales variaciones en la transmisión del texto sobre su contenido y doctrina ha sido de mínima importancia.
Las Sociedades Bíblicas publicaron en 1965 una edición del Nuevo Testamento griego donde se han identificado cuidadosamente las glosas, lo que añade otro instrumento al riguroso conocimiento de las Escrituras.