Llámase así al sedimento del vino. Los vinos de calidad déjanse reposar en las heces, adquiriendo así un color y olor exquisitos. Por ello se emplean como ejemplo de la generosidad de Dios (Is. 25:6). También como símbolo de una nación que, a causa de un largo período de prosperidad y tranquilidad, se ha hecho rica y descansa sobre una muy confiada seguridad (Jer. 48:11; Sof. 1:12).
Beber las heces de la ira de Dios (Sal. 75:8; Is. 51:17) es beberla hasta el final, esto es, sufrir la ira de Dios hasta el fin y la propia destrucción.