«necio, insensato».

Rico propietario de ganado menor; vivía en la ciudad de Maón, pero sus rebaños pastaban por los alrededores de la ciudad del Carmelo, en las lindes del desierto de Judá. Su esposa se llamaba Abigail. David y sus hombres, durante la época en que Saúl los perseguía, permanecían en este lugar, y protegían los bienes de los habitantes contra las bandas de merodeadores. Cuando Nabal se dedicó al esquileo de sus ovejas, fueron diez jóvenes a pedirle, en nombre de David, una cantidad de alimento que él mismo quisiera darles de buena voluntad. El insensato rehusó la petición de una manera insolente y grosera. David, enfurecido, se puso en marcha contra él acompañado de 400 de los suyos. Abigail, inteligente y avisada del peligro, se apresuró a llevar los víveres a David y consiguió, con prudentes palabras, impedir que se hiciera la justicia por su mano. Al volver, Abigail encontró a Nabal totalmente ebrio tras un banquete. Al día siguiente por la mañana, cuando hubo dormido su borrachera, le reveló de qué peligro se había librado. Presa de un ataque al conocer estos hechos, murió diez días más tarde. David se casó con la viuda (1 S. 25:1-42).


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