Adeptos de doctrinas perniciosas que se introdujeron en las iglesias de Éfeso y de Pérgamo. Siguiendo la doctrina de Balaam, enseñaban a los cristianos que a causa del principio de la libertad podían consumir carnes ofrecidas a los ídolos, y permitirse actos inmorales como los paganos (Ap. 2:6, 14, 15). Así, los nicolaítas instigaban a los cristianos a no observar las prescripciones del concilio de Jerusalén, que se había reunido el año 50 d.C. (Hch. 15:29). Se supone que se trataba de discípulos de un hereje llamado Nicolás, pero nada da base para afirmar que fuera el diácono de este nombre (Hch. 6:5). La primera alusión a esta hipótesis se halla en los escritos de Ireneo, hacia el año 175 d.C. (Contra herejías, 1:26, 3).
Entre los gnósticos del siglo III había una secta de nicolaítas que enseñaban asimismo «la libertad de la carne»; es posible que ellos fueran los herederos de la corrompida doctrina de los primeros nicolaítas.