La dirección del sol naciente, como lo atestiguan los términos heb. y gr. empleados en Jos. 11:3; 12:3; Mt. 2:1. Los heb. se ponían de cara al sol naciente para «orientarse» y determinar los otros puntos cardinales (cfr. Gn. 2:8). La oración de la puerta situada al este del Templo de Jerusalén tenía importancia. Durante los equinoccios de primavera y de otoño, los primeros rayos del sol nacientes, heraldos de la gloria de Dios, podían entrar hasta el lugar santísimo. En relación con la orientación de esta puerta oriental, se hallan datos significativos en la obra de Velikovsky, I.: «Worlds in Collision» (Abacus, Londres, 1980).