Se usa con el sentido de celebración de Cena del Señor en Hch. 2:42, 46, en memoria del Señor, como Él lo dejó establecido antes de Su partida (cfr. Mt. 26:26; Mr. 14:22; Lc. 22:19; 1 Co. 11:24).

Del pasaje de 1 Co. 10:15-22 es evidente que la expresión «mesa del Señor», que se usa en el versículo 21 contrastándola con la «mesa de los demonios», es sinónimo del «partimiento del pan» (1 Co. 10:16). El vino es llamado «la copa del Señor». El concepto relacionado con la mesa del Señor es la identificación de los santos como un cuerpo con la muerte de Cristo. De ahí que se afirme: «No podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.» La copa es la comunión de la sangre de Cristo, así como el pan es la comunión del cuerpo de Cristo. Todo creyente está comprometido a ser fiel a esta comunión, que expresa la separación de toda la compañía de los creyentes de aquello por lo que Él murió: del pecado y del mundo, las mismas cosas con las cuales el dios de este mundo prepara su mesa. El «un pan» era expresión de la unidad de la compañía de creyentes en Corinto, unidos en la comunión de la muerte de Cristo.

La expresión «la Cena del Señor», que se halla en 1 Co. 11:20, está en relación con el recuerdo que se hace del Señor en el partimiento del pan y la participación de la copa por parte de los santos reunidos en asamblea. Este capítulo 11 da el carácter positivo de la ordenanza, así como el capítulo 10 da más bien la separación que es consecuencia de ella. Así, en 1 Co. 11 aparece la asamblea reunida y el afecto de los creyentes despertado por el recuerdo del amor del Señor en presencia de los memoriales de aquello que constituye su prueba y expresión, esto es, Su muerte. Es el privilegio de la Iglesia conocer a Dios revelado como Padre, conducida por el Señor Jesucristo en medio de ellos en sus alabanzas (cfr. Sal. 22:22), y adorando en el Espíritu (Jn. 4:22-24). En los capítulos 12-14 se dan la organización, el poder y las funciones de la Iglesia.


Elija otra letra: