La peste es una enfermedad contagiosa, frecuentemente epidémica; en la India se mantiene desde hace mucho tiempo en forma endémica.

La Biblia la presenta frecuentemente como un azote de Dios (Éx. 9:15; Lv. 26:25; Dt. 28:21), que Él suscita por medio de causas secundarias. La guerra, el hambre y la peste son castigos que siguen el uno al otro (Éx. 6:11).

Cuando la guerra se desata sobre una región, los enemigos se apoderan de las cosechas, destruyéndolas; los campesinos dejan de cultivar las tierras. Las ciudades asediadas no pueden conseguir suministros. El hambre, la mortandad y la insalubridad favorecen la aparición de la peste.


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