La Biblia menciona la mayor parte de las piedras preciosas que se conocen en la actualidad, pero es, en ocasiones, difícil hallar la correspondencia exacta entre los nombres que se hallan en las lenguas originales con los de nuestra nomenclatura actual. Se pueden destacar, en particular, tres listas de estas gemas:
las doce piedras grabadas del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:17-21; 39:10-13);
las nueve piedras del ornato del rey de Tiro (en tanto que en la LXX se añaden doce, Ez. 28:13), y
las doce piedras de los cimientos de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19-20).
Las piedras preciosas eran utilizadas para:
confeccionar los ornamentos sacerdotales y reales (2 S. 12:30),
ofrecer ricos presentes (1 R. 10:2),
servir de adorno femenino (Ap. 17:4),
la decoración del Templo (1 Cr. 29:2, 8; 2 Cr. 3:6),
conseguir acumular un gran valor en poco volumen (2 Cr. 32:27),
servir de sello (Éx. 39:14).
Ciertos pasajes indican el origen de estas piedras (Gn. 2:12; 1 R. 10:11, Jb. 28:6, 16-19, Ez. 27:16).
Con frecuencia se citan las piedras preciosas como símbolo:
de esplendor celeste (Éx. 24:10; Is. 54:11-12; Ez. 1:26; 10:1; Ap. 4:3),
de belleza resplandeciente (Lm. 4:7; Cnt. 5:14),
de gran valor (Pr. 17:8; Jb. 28:16-19),
de dureza extremada (Ez. 3:9; Zac. 7:12; Jer. 17:1),
de duración inalterable (1 Co. 3:12), y
de un color particular (Ap. 9:17).
(a) Ágata.
(nombre que se deriva del de un río de Sicilia, donde abundan estas piedras). Se presenta bajo diversas especies de cuarzo coloreado: amatista, calcedonia y jaspe. Sobre el pectoral del sumo sacerdote, la ágata era la piedra central de la tercera hilera de piedras preciosas (Éx. 28:19; 39:12). (Heb. «sebo».) También es mencionada en Ap. 21:19 como tercer cimiento de la Nueva Jerusalén. Ver nota al fin de este artículo.
(b) Amatista.
(el nombre heb., «ahlama», sugiere la idea de una piedra preciosa que hace delirar). Piedra de gran valor, la última de la tercera hilera sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:19; 39:12). El duodécimo cimiento de la Nueva Jerusalén es de amatista (Ap. 21:20). Se trata de una variedad transparente de cuarzo. Es límpida, púrpura o de color morado tendiendo al azul, se cree que el origen de este color es el manganeso. Los hebreos podían conseguir la amatista en el país de Edom, en Egipto, Galacia, Chipre pero los más bellos especímenes se conseguían de la India y de España.
(c) Berilo.
(A) Heb. «tarshish»; piedra preciosa relacionada indudablemente con el lugar de origen de la primera piedra de la cuarta hilera del pectoral (Éx. 28:20; 39:13; Cnt. 5:14; Ez. 1:16; 10:9; 28:13; Dn. 10:6). Ninguno de los pasajes da indicación alguna del color de esta piedra. Hay algunos comentaristas que traducen el «tarshish» de Cnt. 5:14 por topacio y «tarshish» de Éx. 28:20 por calcedonia. En la LXX se traduce como crisólito en Éx. 28:20; 39:13; Ez. 28:13, y como «anthrax», que se traduce «carbunclo», en Ez. 10:9.
(B) El término gr. «beryllos» de Ap. 21:20 se traduce como berilo, para designar el octavo fundamento de la Nueva Jerusalén. El berilo es un mineral de roca, formado especialmente por sílice y aluminio; por lo general es de color verde o verde azulado; aparece también en variedades azules, rosas, amarillas, o de color de aguamarina; está emparentada con la esmeralda.
(d) Carbunclo.
(A) Heb. «bareketh» y «bar'kath»: brillante como el rayo (Ez. 28:13); la primera piedra de la segunda hilera del pectoral (Éx. 28:18-19). En la LXX, la Vulgata y Josefo no se traduce como carbunclo, sino como esmeralda.
(B) Heb. «'Ekdah», «resplandor», «chispa» (Is. 54:12). Piedra luminosa que tiene el aspecto de un carbón ardiendo. La LXX traduce «anthrax», en lat. «carbunculus». Según el naturalista y minerólogo Dana, Plinio da el nombre de carbunclo a tres piedras diferentes: al granate, al rubí y al zafiro. El granate, que Plinio clasifica entre los carbunclos, es el granate noble, llamado asimismo granate oriental, o almandino. Su transparencia y color son magníficos. Los granates más bellos vienen de Pegou, en la Baja Birmania. El rubí es el espinela, de un rojo claro o solamente translúcido. En cuanto al zafiro, ver en su apartado correspondiente.
(e) Coral.
heb.: «Ra'moth». Esta sustancia era clasificada entre las más preciosas (Jb. 28:18). Los mercaderes arameos llevaban el coral a los mercados de Tiro (Ez. 27:16). Se extraía del Mediterráneo y del mar Rojo, y con él se fabricaban collares y amuletos. El coral es el esqueleto calcáreo de cienos pólipos. Se trata de zoófitos provistos de una boca con tentáculos. El pólipo fijado a la roca se multiplica y forma polímeras, análogas a pequeños árboles hechos de zoófitos medio separados y medio adheridos. El carbonato de calcio que constituye el esqueleto del coral proviene del agua. Con frecuencia, el coral adopta el aspecto de un hermoso árbol ramificado, o de un arbusto, de donde viene su nombre de zoófito (animal con el aspecto de una planta). Algunas especies llegan a formar grandes arrecifes. El heb. «peninim» parece más incierto. En Lm. 4:7 la versión Reina-Valera traduce «coral», junto con la mayor parte de las otras versiones. Algunos, sin embargo, traducen «rubíes»; la misma Reina-Valera traduce este término por «piedras preciosas» en Pr. 3:15.
(f) Cornalina o cornerina.
Variedad de calcedonia que los griegos llamaban sardio. Piedra preciosa (Ap. 4:3) constituyendo el sexto cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Los antiguos llamaban sardiones a dos tipos de piedras, que distinguían por su color: La variedad de un rojo transparente, que es asimismo una cornalina, pero para la que se reserva el nombre de sardio. Plinio dice que los sardios se hallaban cerca de Sardis, de donde procedía el nombre, pero que las variedades más bellas procedían de Babilonia. En la actualidad, las cornalinas más bellas proceden de la India. Algunas proceden de Arabia. Es posible que los antiguos hebreos las consiguieran de este último país.
En el AT, el término sardio traduce el heb. «'õdem», piedra enrojecida; figuraba como primera piedra en la primera hilera del pectoral (Éx. 28:17). El rey de Tiro se adornaba con ella (Ez. 28:13, «cornerina»). Hay exegetas que opinan que se trata de rubíes, pero la LXX traduce «'õdem» como sardio.
(g) Crisólito.
gr.: «piedra de oro». Mineral constituido especialmente por silicio y magnesio; hay dos variedades de crisólitos, una noble y otra común. La piedra preciosa transparente es de un verde amarillento y claro; se halla en el Medio Oriente; se ignora si el crisólito de Plinio, el del NT, tenía color de oro, o si se trataba de un topacio. El crisólito constituye el séptimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20).
(h) Crisopraso.
gr.: «piedra de verde dorado». Variedad de calcedonia de tintes verde manzana, color debido a la presencia de óxido de níquel. El más conocido proviene de Silesia. El crisopraso forma el décimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20).
(i) Diamante.
Mineral de una dureza y brillo incomparables; es transparente y puede adquirir una pulimentación maravillosa. El diamante es carbono puro cristalizado. Se cree que no había sido conocido entre los hebreos, ni incluso por los antiguos griegos. Es mencionado por primera vez de una manera inequívoca por el poeta latino Manilius (alrededor del año 12 d.C.), y Plinio lo describe sin posibilidad de confusión en su Historia Natural, aparecida dos años antes de su muerte (79 d.C.). La piedra que los griegos y romanos conocieron con el nombre de adamas (invencible) era posiblemente una especie de corindón, la piedra más dura después del diamante. En la versión de Reina-Valera se traducen dos términos como diamante:
(A) Heb. «Yahalom», piedra preciosa (Ez. 28:13, traducida «jaspe» en este pasaje), la tercera de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:18; 39:11). La LXX traduce «ónice».
(B) Heb. «shamir», piedra dura, tallada en punta, para grabar (Jer. 17:1). En otros pasajes se menciona el diamante como símbolo de dureza (Ez. 3:9; Zac. 7:12).
(j) Esmeralda,
(A) Heb. «nõphek». Era la tercera piedra de la primera hilera del pectoral (Éx. 28:15, 18; 39:11). Los sirios llevaban esta piedra preciosa a Tiro (Ez. 27:16); los tirios hacían ornamentos con ella (Ez. 28:13). No se sabe con exactitud de qué piedra preciosa se trata, y es con dificultad que se distingue entre esmeralda y carbunclo, sea en la LXX, en la Vulgata, o en las versiones modernas.
(B) Gr. «smeragdos», piedra preciosa de un bello color verde. Es posible que designara a cualquier cristal de color verde. Se usaba como sello (Eclo. 32:8); el arco iris es comparado con ella (Ap. 4:3); es el cuarto cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19). La esmeralda es una variedad del berilo; se distingue por su coloración, de un verde brillante, del tipo del berilo, que la tiene de un color verde pálido al azul claro, al amarillo o al blanco. El color del berilo proviene del hierro, en tanto que el de la esmeralda le viene dado por el cromo. Las esmeraldas se hallaban en el pasado en Chipre, en Egipto y en los montes de Etiopía.
(k) Jacinto.
Piedra preciosa que forma el undécimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Se hace alusión a su color (Ap. 9:17), que es incierto. Ciertos comentaristas piensan que se trata de un zafiro de color azul. El término heb , traducido, en ocasiones, por jacinto figura asimismo en Éx. 28:19 donde designa la primera piedra de la tercera hilera del pectoral. Es posible que se trate de un ópalo o de ámbar (Véase también Ópalo en este mismo articulo).
(l) Jaspe,
heb. «yãsh'pheh»; gr. «iaspis» (Éx. 28:20; Ez. 28:13; Ap. 4:3). El jaspe es una variedad de cuarzo: rojo, marrón, amarillo, verde o gris, y opaco. Los antiguos daban al término jaspe un sentido más amplio. Según Plinio, este término designaba asimismo una piedra preciosa transparente o translúcida, de color verde (cfr. Ap. 21:11), por lo que se trataría de una especie de calcedonia o de ágata. La LXX traduce el término heb. por ónice.
(m) Ónice,
Del gr. «onyx», «uña». Traducción del heb. «shõsham», que designa una piedra preciosa (Jb. 28:16; Ez. 28:13), que se hallaba en el país de Havila (Gn. 2:12). Dos piedras de ónice que llevaban, cada una, los nombres de las seis tribus de Israel y estaban fijadas a las hombreras del efod del sumo sacerdote (Éx. 28:9, 12). La segunda piedra de la cuarta hilera del pectoral era asimismo de ónice (Éx. 28:20). David reunió ónices para el Templo que su hijo iba a construir (1 Cr. 29:2). Esta piedra es una variedad de la ágata (de cuarzo) con rayas de diferentes tintas.
(n) Ópalo.
heb. «Leshem», primera piedra de la tercera hilera del pectoral (Éx. 28:19). La LXX, Josefo (Guerras 5:5, 7) y la Vulgata vierten «ligurio», piedra que no ha sido identificada. Es posible que se trate del jacinto, como lo traduce la versión Reina-Valera (véase el párrafo más arriba dedicado a la piedra jacinto). También se ha propuesto el ámbar.
(o) Rubí.
Para el sentido de «p'ninim» véase CORAL.
Los rubíes son mencionados en Is. 54:12; Ez. 27:16. En Cnt. 5:14 algunas versiones traducen «rubíes» y Reina-Valera, «jacintos». El sentido de la expresión es incierto y es posible que designe de manera general una piedra roja que los traductores interpretan de diversas maneras
(p) Sardio. Véase CORNALINA en este mismo artículo.
(q) Topacio.
gr. «topazion», probablemente el heb. «pit'dah».
Era la segunda piedra de la primera hilera del pectoral (Éx. 28:17; cfr. LXX, Ant. 3:7, 5). Se encontraba en Etiopía (Jb. 28:19), y en una isla del mar Rojo (Diódoro de Sicilia, 3:38, 39; Plinio, Historia Natural 37:9). Los tirios la conocían (Ez. 28:13). Constituye el noveno cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). El topacio de los antiguos era una variedad amarilla del corindón.
(r) Zafiro.
heb. «sappîr»; gr. «sappheiros».
Era la piedra central de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:18). Constituye también el segundo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19).
Los príncipes de Israel son comparados a zafiros (Lm. 4:7) El zafiro era una piedra de gran valor (Jb. 28:16; cfr. Cnt. 5:14; Is. 54:11; Lm. 4:7; Ez. 10:1; 28:13).
El zafiro es una variedad de corindón cristalizado azul transparente (cfr. Éx. 24:10), siendo las otras dos el corindón propiamente dicho y el esmeril. La dureza de esta piedra sólo es sobrepasada por la del diamante. Procede de la India, Ceilán y Etiopía
Nota:
La ágata que aparece en Ap. 21:19 es una traducción de «Chalkêdõn», «Kalkêdõn», de la ciudad de Asia Menor. Se trata de una variedad de ágata que se halla en Calcedonia, en Asia Menor. Traducida en la revisión antigua de Reina-Valera como calcedonia (cfr. también F. Lacueva: «Nuevo Testamento interlineal griego-español», loc. cit.), se traduce en las modernas revisiones como «ágata». (Véase Ágata en este mismo artículo.) La calcedonia había sido considerada como una variedad distinta del sílex, pero en la actualidad es considerada como una variedad de cuarzo; es dura, estando constituida sobre todo de sílice; de color lechoso, puede también llegar a un gris pálido, marrón, azul, etc. Al no estar perfectamente cristalizada, presenta frecuentemente venas de cuarzo en nódulos semejantes a los granos de un racimo, o a estalactitas. Esta piedra no parece haber recibido el nombre de calcedonia hasta la Edad Media. Parece, así, que el apóstol Juan quiso con este nombre designar otra piedra, quizá la esmeralda de Calcedonia o el jaspe de este país, piedras mencionadas por Plinio (37:18 y 37).