(heb. «rê'shîth»; gr. «archê»).
El significado propio de este término es con referencia al tiempo. Así, se usa:
- (a) para indicar un punto de comienzo en el pasado en que se inaugura un evento concreto, como la inauguración del año litúrgico judío (Éx. 12:2), el comienzo del cristianismo (Jn. 15:27; 16:4; 1 Jn. 1:1; 3:11; 2 Jn. 5, 6), etc.
- (b) En Gn. 1:1 la referencia es a un principio absoluto de la creación, lo mismo que en Jn. 1:1. Así, aunque «principio» no puede ser separado de su relación con el tiempo, se afirma que cuando el tiempo empezó el Verbo ya existía con Dios y era Dios, siendo por lo tanto eterno.
- (c) En un sentido moral se usa para denotar un fundamento o fuente (Pr. 1:7), el preeminente en dignidad (Col. 1:18); el Autor o agente activo (Ap. 3:14).
Un ejemplo extrabíblico del uso del término «archê», «principio», no en relación temporal sino como causa u origen, es el que da Josefo en Contra Apión (2:23), donde afirma que Dios es el principio de todas las cosas. (Véase TIEMPO.)