(heb. «rea», «amigo», «compañero», «vecino», Éx. 2:13; 21:14, etc.;
«'amith», «vecino», «igual», «compañero», Lv. 6:2; 18:20; 19:15, etc.;
«karob», «cercano», Sal. 15:3;
gr. «hoplêsion», «uno cercano», Mt. 5:43; 19:19; Lc. 10:27, 29, 36, etc.).
En Lv. 19:18 se define «prójimo» como «los hijos de tu pueblo». La Ley del AT, así como la concepción de los judíos, obligaba a una serie de deberes hacia aquellos que le eran cercanos, no físicamente, sino en virtud de la común descendencia en el seno del pueblo elegido, obligaciones éstas que no eran vinculantes hacia los que se hallaban fuera de la alianza. Por ejemplo, un israelita no podía exigir interés a otro por un préstamo (cfr. Dt. 23:19, 20). Se prohibía asimismo el falso testimonio contra el prójimo (Éx. 20:16; Dt. 5:20; Pr. 25:18). También se prohibía codiciar cualquier cosa que él poseyera (Éx. 20:17); robarle o calumniarle (Lv. 6:2), oprimirlo (Lv. 19:13), atentar contra su vida (Lv. 19:16), cometer adulterio con su mujer (Lv. 20:10), defraudarlo de cualquier manera (Lv. 25:14, 15) o engañarlo en forma alguna (Lv. 25:17). Todos estos preceptos quedaban expresados de una manera positiva en el que ordenaba «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lv. 19:18).
En el NT el Señor Jesucristo amplió el concepto de prójimo. A la pregunta de un intérprete de la Ley: «¿Y quién es mi prójimo?», el Señor respondió con la parábola del buen samaritano. En ella el Señor muestra cómo sus discípulos deben buscar hacer el bien a todos aquellos a los que pueda prestar su ayuda (Lc. 10:25-37). El apóstol Pablo expresa sucintamente este principio para los cristianos: «Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe» (Gá. 6:10). De esta forma se amplía el circulo del «prójimo». Para el cristiano hay dos círculos concéntricos. No debe pasar por alto la oportunidad de dar su ayuda a todo aquel a quien pueda prestársela. Sí es cierto, sin embargo, que tiene que concentrar sus energías en la mutua ayuda a los miembros de la familia de Dios (He. 13:16).