Distancia limitada que los escribas permitían recorrer en un día de sábado. En Hch. 1:12, la expresión designa el trayecto entre el monte de los Olivos y Jerusalén, o extendiéndose desde Jerusalén a un punto del monte desde donde se divisaba Betania (Lc. 24:50). Si se mide desde la puerta oriental de Jerusalén (siguiendo el método judío) hasta la iglesia de la Ascensión en la cumbre del monte de los Olivos, la distancia es de 690 m. a vuelo de pájaro; recorrida a pie, sería más larga. Según Josefo, había de 5 a 6 estadios de Jerusalén al monte de los Olivos (Ant. 20:8, 6; Guerras 5:2, 3). La ordenanza del camino de sábado se remonta a la prohibición de abandonar el campamento durante el séptimo día (Éx. 16:29). El origen de la evaluación de un camino de sábado es:
(A) Una interpretación de Nm. 35:5, que atribuye a cada ciudad levítica un territorio de dos mil codos a partir de las murallas.
(B) La idea, basada en Jos. 3:4, de que el campamento de Israel estaba a dos mil codos del arca y del Tabernáculo, y a donde, evidentemente, podían acudir los israelitas en día de sábado.
Los ciudadanos tenían permiso para desplazarse por el interior de su ciudad, si no era grande. La casuística rabínica inventó una escapatoria a esta estricta ordenanza: se podía establecer una residencia ficticia, para el depósito de alimentos correspondientes a dos comidas, dentro del límite de dos mil codos. Entonces, se permitía recorrer dos mil codos más allá de este segundo lugar en día de sábado.