Sortija u objeto cilíndrico que llevaba el nombre de su propietario, o un diseño, y a veces ambos, grabados en el metal o en la piedra preciosa (
Los sellos babilónicos en forma de cilindro se remontan a una gran antigüedad, y los del tercer cuarto del siglo IV a.C. indican un desarrollo artístico destacable. Los sellos rectangulares y ovales desplazaron totalmente a los cilíndricos en Palestina a partir de la edad de hierro.
El anillo de sello se llevaba en la mano derecha, o suspendido del cuello mediante un cordón (
En Palestina se ha descubierto una cantidad considerable de sellos y de documentos llevando el nombre de sus propietarios, y datando de un período comprendido entre los siglos VIII y V a.C. Los cofres, jarras, sepulcros y lugares donde no se debía penetrar, recibían el sello de la autoridad correspondiente (
Nehemías y los suyos sellaron un pacto (
El creyente, al dar crédito a lo que Dios dice acerca del hombre y de la salvación que Él ha provisto, virtualmente pone su sello (asiente al hecho) de que Dios es veraz (
El rollo en
El hecho de sellar constituía un proceso legal mediante el que se confirmaba un acto de entrega o prohibición o reserva (cfr.
- (a) El Señor Jesús habló de Sí mismo como habiendo sido sellado por Dios el Padre (
Jn. 6:27 ), refiriéndose indudablemente al descenso del Espíritu Santo sobre Él en Su bautismo. Así, se dio testimonio de que Él era el Hijo de Dios. - (b) Los creyentes son sellados por el Espíritu para el día de la redención, y el Espíritu es también las arras de la herencia (
2 Co. 1:22 ;Ef. 4:30 ). El don del Espíritu es el sello. Ello no pudo ser así hasta que se llevó a cabo la obra de la redención, consiguiéndose así la justicia para los hombres. Pero el sello es ahora la marca distintiva de los que son de Dios. El concepto de sellado es distinto del de ser nacidos del Espíritu, así como del de ser conducidos por el Espíritu después de haberlo recibido. Sólo los creyentes reciben el sello, en virtud de su fe en el Salvador, que murió por ellos y que resucitó para su justificación. El sellado, basado en el perdón de los pecados, da la consciencia del beneficio conseguido por la fe.
Hay varios incidentes en el libro de Hechos que arrojan luz sobre esto. En el día de Pentecostés, después que Pedro hubiera proclamado la muerte, resurrección y exaltación de Cristo, los oyentes, compungidos de corazón, dijeron: «¿Qué haremos?» (
- (c) Los ciento cuarenta y cuatro mil de las doce tribus de Israel mencionados en
Ap. 7:3-8 serán sellados en sus frentes. Esta cantidad tipifica la integridad del remanente que quedará preservada para bendición a través de la gran tribulación, y quedan patentes como portadores del testimonio y de la marca del Dios viviente.