Inhumación, puesta en tierra de un cadáver, honras fúnebres.

Al darse una defunción, los amigos se precipitaban en la casa mortuoria, lanzando grandes gritos, especialmente las mujeres (Mr. 5:38); incluso se alquilaban plañideras (Jer. 9:17). Se lavaba el cuerpo (Hch. 9:37), que era después envuelto en un lienzo o atado con vendas (Mt. 27:59; Jn. 11:44). Los ricos añadían perfumes y especias (Jn. 12:7; 19:39) que en ocasiones se quemaban (Jer. 34:5). El cuerpo era depositado en una cueva o en un sepulcro cavado horizontalmente en la roca (Gn. 25:9, 10; Mt. 27:60; 2 S. 3:31; Lc. 7:14). (Véase TUMBA.)


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