(gr. «deisidaimonia»: «temer, o reverenciar a demonios», esto es, dioses paganos).
En la revisión 1909 aparece como adjetivo, «supersticioso» (
Se puede aplicar propiamente el término de superstición a todo sistema de creencias que no se relaciona directamente con el Dios Trino y Uno, sino que sitúa seres intermedios en una falsa cadena mediadora y con influencias sobre diferentes aspectos de la vida y del medio en que se desenvuelven las personas. Así, la magia, la adivinación, los sortilegios, la evocación a los muertos, y una multitud de prácticas paganas entran dentro de lo que se puede designar como superstición. (Véanse ADIVINACIÓN, IDOLATRÍA.)