«luces y perfecciones».

Estos dos términos aparecen frecuentemente en orden inverso (Dt. 33:8); Urim aparece dos veces aislado (Nm. 27:21; 1 S. 28:6). Estos misteriosos términos designan uno o varios objetos de naturaleza desconocida incluidos en el efod del sumo sacerdote, y situados en el pectoral, una pieza de tejido doblada que formaba un cuadrado de 24 cm. de lado, y que se llevaba encima del pecho (Éx. 28:30; Lv. 8:8). En el exterior, el pectoral del juicio llevaba los nombres de las doce tribus, grabados sobre 12 piedras preciosas diferentes, dispuestas en cuatro hileras de tres piedras cada una. En el interior del pectoral se colocaba el urim y el tumim, de los que se servía el sumo sacerdote para descubrir la voluntad divina en los casos dudosos que concernieran a la suerte de la nación. Nunca eran empleados para consultar acerca de individuos (Nm. 27:21; cfr. Jos. 9:14; Jue. 1:1; 20:18, 23, 27, 28; 1 S. 10:22; 14:36-42; 22:10, 13; 23:9-12; 28:6; 30:7, 8; 2 S. 2:1; 5:19, 23, 24). A condición de estar revestido del efod, el sumo sacerdote podía servirse del urim y del tumim en otros lugares que aquel donde se hallaba el arca (Jue. 20:27, 28; 1 S. 22:10). La respuesta era por lo general muy simple, aunque no siempre era éste el caso (1 S. 10:22; 2 S. 5:23, 24). La interdicción impedía obtener una respuesta (1 S. 14:37; 28:6).

Con posterioridad a David, los textos sagrados dejan de mencionar el empleo del urim y el tumim. Al retorno del exilio no los poseía ningún sacerdote (Esd. 2:63; Neh. 7:65). Josefo pretende que su uso no había cesado más que 200 años antes de su época (Ant. 3:8, 9), pero los rabinos afirman que en el Templo de Zorobabel no hubo ni urim ni tumim. Su utilización era una prerrogativa del sumo sacerdote, lo que añadía a la importancia de la tribu de Leví (Dt. 33:8). (Véase SUMO SACERDOTE.)

Ciertos comentaristas han buscado una analogía entre la insignia que llevaba el sumo sacerdote egipcio, cuando aplicaba justicia, y el urim y el tumim del sumo sacerdote israelita. Pero esta insignia egipcia no tiene relación con el urim y el tumim, que servían para determinar la voluntad de Dios. Otros confunden el urim, el tumim y el pectoral, imaginando que el destello intermitente de las piedras preciosas, iluminando las piedras grabadas, habría permitido al sumo sacerdote formular la respuesta. Hay sólo dos interpretaciones probables:

  • (a) El urim y el tumim habrían sido objetos extraibles del pectoral, que se habrían podido echar para consultar al Señor. Esta opinión se apoya sobre dos menciones de echar algo a suertes, en relación con la búsqueda de la voluntad de Dios mediante el urim y el tumim (1 S. 10:19-22; 14:37-42); el texto de la LXX favorece esta interpretación.
  • (b) Según otras autoridades, el urim y el tumim sólo tenían un valor simbólico. Revestido del efod, portando el urim y el tumim, emblemas de luz y de verdad (como su nombre indica), el sumo sacerdote buscaba saber la voluntad de Dios, tal como el Señor se lo había ordenado. Presentaba el problema a Dios en oración, y la respuesta le era revelada a su espíritu. El sumo sacerdote la estimaba justa, por cuanto la petición había sido presentada siguiendo los requisitos dados por el Señor (Éx. 28:30; Lv. 8:8). Sus promesas garantizaban una luz y verdad perfectas. La fe contaba con el cumplimiento de estas promesas. Más tarde, serían los profetas los que dieran a conocer al pueblo la voluntad del Señor. Sus revelaciones tomarían el lugar del urim y el tumim.

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