Además de las alusiones a los velos que llevaban las mujeres (costumbre muy extendida por Oriente) y de la instrucción bíblica a las mujeres a cubrirse la cabeza en oración (véase CABEZA), el velo se usa simbólicamente en las Escrituras de aquello que esconde la gloria de Dios. Así fue literalmente cuando Moisés descendió del monte; su rostro resplandecía debido a la gloria que había visto, y el pueblo no podía soportar este resplandor; por ello, cubrió su rostro con un velo. Este velo permanece sobre los corazones de los judíos en la actualidad cuando leen la Ley (