Los israelitas, tanto hombres como mujeres y niños, llevaban este ornamento (Éx. 32:2), en especial las mujeres (Ez. 16:12; Jdt. 10:4). También los madianitas los usaban (Nm. 31:50), lo mismo que tantos pueblos de la antigüedad, como los asirios, los egipcios, etc. Ésta sería una costumbre anodina, excepto por el hecho de que en muchas ocasiones se usaban como amuletos (cfr. Is. 3:20).
Los hombres y mujeres de la familia de Jacob los llevaban en seguimiento de las prácticas idolátricas, hasta que Jacob les ordenó desembarazarse de los dioses extraños (Gn. 35:4). Estos zarcillos eran de oro (Éx. 32:2; cfr. Pr. 25:12) o de otros metales preciosos. El texto no indica siempre si se trataba de zarcillos para las orejas o de anillas para la nariz (Gn. 24:22, 30; Éx. 35:22).


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