• Eclesiastés 12:5

    cuando también se tenga miedo de la altura y haya horrores en el camino; cuando florezca el almendro, la langosta se arrastre pesadamente y se pierda el deseo. Es que el hombre se va a su morada eterna, y los que hacen duelo rondan alrededor de la plaza.

  • Eclesiastés 12:6

    Acuérdate de él antes que se rompa el cordón de plata y se destroce el tazón de oro; antes que el cántaro se quiebre junto al manantial, y la rueda se rompa sobre el pozo.

  • Eclesiastés 12:7

    Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio.

  • Eclesiastés 12:8

    “Vanidad de vanidades”, dijo el Predicador; “todo es vanidad”.

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