Explicación, estudio y comentario bíblico de Eclesiastés 2:4-12 verso por verso
Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, planté viñas,
me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales.
Me hice estanques de aguas para regar con ellas un bosque donde crecieran los árboles.
Adquirí siervos y siervas y tuve siervos nacidos en casa. También tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
Acumulé también plata y oro para mí, y tesoros preciados de reyes y de provincias. Me proveí de cantantes, tanto hombres como mujeres; de los placeres de los hijos del hombre, y de mujer tras mujer.
Me engrandecí y acumulé más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén, y en todo esto mi sabiduría permaneció conmigo.
No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan ni rehusé a mi corazón placer alguno; porque mi corazón se alegraba de todo mi duro trabajo. Esta fue mi parte de todo mi duro trabajo.
Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol.
Después yo volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué añadirá el hombre que suceda al rey a lo que este ya hizo?.