• Eclesiastés 5:1

    Cuando vayas a la casa de Dios guarda tu pie. Acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, que no saben que hacen mal.

  • Eclesiastés 5:2

    No te precipites con tu boca ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

  • Eclesiastés 5:3

    Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del necio.

  • Eclesiastés 5:4

    Cuando hagas un voto a Dios no tardes en cumplirlo; porque él no se complace en los necios. Cumple lo que prometes.

  • Eclesiastés 5:5

    Mejor es que no prometas, a que prometas y no cumplas.

  • Eclesiastés 5:6

    No dejes que tu boca te haga pecar ni digas delante del mensajero que fue un error. ¿Por qué habrá de airarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos?

  • Eclesiastés 5:7

    Porque cuando hay muchos sueños, también hay vanidades y muchas palabras. Pero tú, teme a Dios.

  • Eclesiastés 5:8

    Si observas en una provincia la opresión de los pobres y la privación del derecho y la justicia, no te asombres por ello. Porque al alto lo vigila uno más alto, y hay alguien aun más alto que ellos.

  • Eclesiastés 5:9

    Pero en todo es provechoso para un país que el rey esté al servicio del campo.

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