Explicación, estudio y comentario bíblico de Eclesiastés 6:2-9 verso por verso
Se da el caso de un hombre a quien Dios ha dado riquezas, posesiones y honra, y nada le falta de todo lo que desea. Pero Dios no le ha permitido comer de ello; más bien, los extraños se lo comen. Esto es vanidad y penosa enfermedad.
Si un hombre engendra cien hijos y vive muchos años, de modo que los días de sus años son numerosos, pero su alma no se sacia de sus bienes y ni aun recibe sepultura, digo yo que un abortivo es mejor que él.
Porque vino en vano y a las tinieblas se fue, y su nombre quedará cubierto con tinieblas.
Aunque no vio el sol ni nada conoció, más sosiego tiene este que aquel.
Aunque aquel viva mil años dos veces sin gozar del bien, ¿no van todos a un mismo lugar?
Todo el duro trabajo del hombre es para su boca; y con todo eso, su alma no se sacia.
¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Qué gana el pobre que sabe conducirse ante los demás seres vivientes?
Mejor es lo que los ojos ven que el divagar del deseo. Sin embargo, esto también es vanidad y aflicción de espíritu.