Explicación, estudio y comentario bíblico de Eclesiastés 7:15-29 verso por verso
Todo esto he observado en los días de mi vanidad. Hay justos que perecen en su justicia, y hay pecadores que en su maldad alargan sus días.
No seas demasiado justo ni seas sabio en exceso. ¿Por qué habrás de destruirte?
No seas demasiado malo ni seas insensato. ¿Por qué morirás antes de tu tiempo?
Bueno es que te prendas de esto y que tampoco apartes tu mano de lo otro, porque el que teme a Dios saldrá bien en todo.
La sabiduría ayudará al sabio más que diez gobernantes que haya en la ciudad.
Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga lo bueno y no peque.
No prestes atención a todas las cosas que se dicen, no sea que oigas a tu siervo que habla mal de ti.
Pues tu corazón sabe que muchas veces tú también has hablado mal de otros.
Todas estas cosas he probado con la sabiduría y dije: “Me he de hacer sabio”. Pero ella estaba lejos de mí.
Lo que está lejos y muy profundo, ¿quién lo podrá hallar?
Pero yo volví en mi corazón a conocer, a explorar y a buscar la sabiduría y la razón, para conocer lo malo de la necedad y la insensatez de la locura.
Y yo he hallado más amarga que la muerte a la mujer que es una trampa, cuyo corazón es una red y cuyas manos son ataduras. El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador quedará atrapado por ella.
“Mira”, dice el Predicador, “habiendo considerado las cosas una por una, para dar con la razón, he hallado esto
— mi alma aún busca pero no halla — : Un hombre he hallado entre mil, pero una mujer no he hallado entre todos estos.
Mira, he hallado solo esto: que Dios hizo al hombre recto, pero los hombres se han buscado muchas otras razones”.