Explicación, estudio y comentario bíblico de Efesios 5:14-49 verso por verso
Por eso dice: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo!”.
Miren, pues, con cuidado, cómo se comportan; no como imprudentes sino como prudentes,
redimiendo el tiempo porque los días son malos.
Por tanto, no sean insensatos sino comprendan cuál es la voluntad del Señor.
Y no se embriaguen con vino, pues en esto hay desenfreno. Más bien, sean llenos del Espíritu,
hablando entre ustedes con salmos, himnos y canciones espirituales; cantando y alabando al Señor en su corazón;
dando gracias siempre por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo;
y sometiéndose unos a otros en el temor de Cristo:
Las casadas estén sujetas a sus propios esposos como al Señor,
porque el esposo es cabeza de la esposa así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo.
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, de igual manera las esposas lo estén a sus esposos en todo.
Esposos, amen a sus esposas así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella,
a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra,
para presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante sino que sea santa y sin falta.
De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama.
Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida tal como Cristo a la iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo.
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.
Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia.
Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo.