Explicación, estudio y comentario bíblico de Esdras 10:2-15 verso por verso
Entonces intervino Secanías hijo de Yejiel, de los descendientes de Elam, y dijo a Esdras: — Nosotros hemos actuado con infidelidad contra nuestro Dios, pues hemos tomado mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra. Pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.
Ahora pues, hagamos un pacto con nuestro Dios: Despediremos a todas las mujeres y a los hijos nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios. Hágase conforme a la ley.
Levántate porque es tu responsabilidad. Nosotros estamos contigo; esfuérzate y actúa.
Esdras se levantó e hizo jurar a los principales sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que harían conforme a este consejo. Y ellos lo juraron.
Luego Esdras se retiró de delante de la casa de Dios y entró en la cámara de Johanán hijo de Eliasib. Allí fue, pero no comió pan ni bebió agua, porque hizo duelo por esta gran infidelidad de los del cautiverio.
Entonces hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén a todos los que habían vuelto del cautiverio, para que se reunieran en Jerusalén,
y que al que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los magistrados y de los ancianos, se le confiscarían todos sus bienes, y sería separado de la asamblea de los que habían vuelto del cautiverio.
Así que todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén en el plazo de tres días, el veinte del mes noveno. Y todo el pueblo se sentó en el área abierta de la casa de Dios, temblando por motivo de aquel asunto y a causa de la lluvia.
Entonces se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: — Ustedes han actuado con infidelidad porque tomaron mujeres extranjeras, añadiendo así a la culpa de Israel.
Ahora pues, hagan confesión al SEÑOR, Dios de sus padres. Cumplan su voluntad, y apártense de los pueblos de la tierra y de las mujeres extranjeras.
Entonces toda la congregación respondió y dijo en voz alta: — Sí, haremos conforme a tu palabra.
Pero el pueblo es numeroso y el tiempo es lluvioso; no tenemos fuerzas para permanecer afuera. Además, no es una tarea de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos transgredido en este asunto.
Que se queden nuestros magistrados en lugar de toda la congregación, y que todos aquellos en nuestras ciudades que han tomado mujeres extranjeras vengan en tiempos determinados, y junto con ellos los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que se haya apartado de nosotros el furor de la ira de nuestro Dios por este asunto.
Solo Jonatán hijo de Asael y Jaazías hijo de Ticva, apoyados por Mesulam y Sabetai el levita, se opusieron a esto.