Explicación, estudio y comentario bíblico de Esdras 2:43-70 verso por verso
Los servidores del templo: Los hijos de Zija, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,
los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub,
los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán,
los hijos de Gidel, los hijos de Gajar, los hijos de Reayías,
los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam,
los hijos de Uza, los hijos de Paséaj, los hijos de Besai,
los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de los Nefusim,
los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harjur,
los hijos de Bazlut, los hijos de Mejida, los hijos de Harsa,
los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema,
los hijos de Nezíaj, los hijos de Hatifa.
Los hijos de los siervos de Salomón: Los hijos de Sotai, los hijos de Soféret, los hijos de Peruda,
los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel,
los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poquéret-hazebaim y los hijos de Ami.
Todos los servidores del templo y los hijos de los siervos de Salomón eran trescientos noventa y dos.
Estos son los que regresaron de Tel-mélaj, de Tel-jarsa, de Querub, de Adón y de Imer, los cuales no pudieron demostrar su casa paterna ni su linaje si eran de Israel:
Los hijos de Delaías, los hijos de Tobías y los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.
De los hijos de los sacerdotes: Los hijos de Habaías, los hijos de Cos y los hijos de Barzilai, quien había tomado por mujer a una de las hijas de Barzilai el galaadita y fue llamado según el nombre de ellas.
Estos buscaron sus documentos genealógicos, pero no los hallaron y fueron excluidos del sacerdocio.
El gobernador les dijo que no comieran de las cosas más sagradas hasta que hubiera sacerdote para usar el Urim y Tumim.
Toda la congregación en conjunto era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
sin contar sus siervos y sus siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete. Ellos tenían doscientos cantores, hombres y mujeres.
Sus caballos eran setecientos treinta y seis, sus mulos doscientos cuarenta y cinco,
sus camellos cuatrocientos treinta y cinco, y sus asnos seis mil setecientos veinte.
Algunos de los jefes de las casas paternas, cuando llegaron a la casa del SEÑOR que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para levantarla en su mismo sitio.
Según sus recursos dieron para el fondo de la obra cuatrocientos ochenta y ocho kilos de oro, dos mil setecientos cincuenta kilos de plata y cien túnicas sacerdotales.
Los sacerdotes, los levitas, algunos del pueblo, los cantores, los porteros y los servidores del templo habitaron en sus ciudades y todo Israel en sus ciudades.