Explicación, estudio y comentario bíblico de Ester 1:2-12 verso por verso
En aquellos días, cuando el rey Asuero se había sentado en su trono real que estaba en Susa, la capital,
en el tercer año de su reinado, hizo un banquete para todos sus magistrados y servidores. Los jefes del ejército de Persia y de Media, los nobles y los magistrados de las provincias estaban ante él,
mientras les mostraba por muchos días (ciento ochenta días) la gloriosa riqueza de su reino y el costoso esplendor de su grandeza.
Una vez cumplidos estos días, el rey hizo un banquete durante siete días para todo el pueblo que se hallaba en Susa, la capital, desde el mayor hasta el menor, en el patio de los jardines del palacio real.
Había lienzos de lino blanco y azul, sujetados por cordones de lino y de púrpura a anillos de plata y a columnas de mármol. Los divanes de oro y de plata estaban sobre un pavimento de alabastro, de mármol, de madreperla y de ónice.
Y conforme a la generosidad del rey daban a beber mucho vino real en vasos de oro, vasos diferentes unos de otros.
La bebida era, de acuerdo con lo establecido, sin ninguna obligación; porque el rey había mandado a todos los mayordomos de su casa que se hiciera conforme al gusto de cada uno.
También la reina Vasti hizo un banquete para las mujeres en el palacio real del rey Asuero.
En el séptimo día, estando el corazón del rey alegre a causa del vino, mandó a Mehumán, a Bizta, a Harbona, a Bigta, a Abagta, a Zetar y a Carcas (los siete eunucos que servían personalmente al rey Asuero),
que trajeran a la presencia del rey a la reina Vasti con su corona real, para mostrar su belleza a los pueblos y a los gobernantes; porque ella era de hermosa apariencia.
Pero la reina Vasti rehusó comparecer, a pesar de la orden del rey enviada por medio de los eunucos. El rey se indignó muchísimo, y se encendió su ira.