Explicación, estudio y comentario bíblico de Ester 2:5-11 verso por verso
En Susa, la capital, había un judío llamado Mardoqueo hijo de Jaír, hijo de Simei, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín,
que había sido llevado cautivo de Jerusalén junto con los cautivos llevados con Joaquín, rey de Judá, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, llevó cautivo.
Este había criado a Hadasa (que es Ester), hija de su tío, porque ella no tenía padre ni madre. La joven era de bella figura y de hermosa apariencia. Cuando murieron su padre y su madre, Mardoqueo la tomó como hija suya.
Sucedió que al ser oídas la palabra y la disposición del rey, y al ser reunidas muchas jóvenes en Susa, la capital, bajo el cuidado de Hegai, también Ester fue llevada a la casa del rey, bajo el cuidado de Hegai, guardián de las mujeres.
La joven agradó a sus ojos y obtuvo gracia delante de él, por lo que ordenó que se le administraran de inmediato su tratamiento cosmético y su dieta, y que se le asignaran siete jóvenes escogidas de la casa del rey. Y la trasladó con ellas a la mejor sección del harén.
Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, pues Mardoqueo le había mandado que no lo dijera.
Y cada día Mardoqueo se paseaba frente al patio del harén para informarse de cómo le iba a Ester y de qué le acontecía.