Explicación, estudio y comentario bíblico de Ester 9:5-17 verso por verso
Los judíos dieron a sus enemigos un golpe de espada con matanza y destrucción, e hicieron con sus enemigos lo que quisieron.
En Susa, la capital, los judíos mataron y destruyeron a quinientos hombres.
Entonces mataron a Parsandata, Dalfón, Aspata,
Porata, Adalías, Aridata,
Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata,
los diez hijos de Amán hijo de Hamedata, el enemigo de los judíos. Pero no echaron mano de sus despojos.
El mismo día llegó al rey el número de muertos en Susa, la capital.
Y el rey dijo a la reina Ester: — Si en Susa, la capital, los judíos han matado y destruido a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán, ¿qué habrán hecho en las otras provincias del rey? ¿Cuál es, pues, tu petición? Te será concedida. ¿Qué más solicitas? Y será hecho.
Y Ester respondió: — Si al rey le parece bien, concédase también mañana a los judíos en Susa, para que hagan conforme a lo decretado para hoy, y que cuelguen en la horca a los diez hijos de Amán.
El rey mandó que se hiciera así. El decreto se promulgó en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán.
Entonces los judíos que estaban en Susa se congregaron también el día catorce del mes de Adar, y mataron en Susa a trescientos hombres. Pero no echaron mano de sus despojos.
También el resto de los judíos que estaban en las provincias del reino se congregó para defenderse y así descansar de sus enemigos. Mataron a setenta y cinco mil de los que los aborrecían, pero no echaron mano de sus despojos.
Esto ocurrió el día trece del mes de Adar. Y el día catorce del mismo mes reposaron y lo hicieron día de banquete y de regocijo.