Explicación, estudio y comentario bíblico de Éxodo 32:15-24 verso por verso
Entonces Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos tablas del testimonio, tablas escritas por ambos lados; por uno y otro lado estaban escritas.
Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas.
Al oír Josué el estruendo del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: — ¡Estruendo de batalla hay en el campamento!
Pero Moisés respondió: — No es estruendo de victoria ni estruendo de derrota. Yo escucho estruendo de cantares.
Aconteció que cuando llegó al campamento y vio el becerro y las danzas, la ira de Moisés se encendió, y arrojó las tablas de sus manos y las rompió al pie del monte.
Y tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego. Luego lo molió hasta reducirlo a polvo, lo esparció sobre el agua, y lo hizo beber a los hijos de Israel.
Y Moisés dijo a Aarón: — ¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas traído sobre él un pecado tan grande?
Y Aarón respondió: — No se encienda la ira de mi señor. Tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal.
Ellos me dijeron: “Haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”.
Y yo les respondí: “Los que tengan oro, que se lo quiten”. Ellos me lo dieron, y lo arrojé al fuego; y salió este becerro.