Explicación, estudio y comentario bíblico de Éxodo 32:6-25 verso por verso
Al día siguiente madrugaron, ofrecieron holocaustos y trajeron sacrificios de paz. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó para divertirse.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: — Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
Se han apartado rápidamente del camino que yo les mandé. Se han hecho un becerro de fundición, lo han adorado, le han ofrecido sacrificios y han dicho: “¡Israel, este es tu dios que te sacó de la tierra de Egipto!”.
— Le dijo, además, a Moisés — : Yo he visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz.
Ahora pues, deja que se encienda mi furor contra ellos y los consuma, pero yo haré de ti una gran nación.
Entonces Moisés imploró el favor del SEÑOR su Dios, diciendo: — Oh SEÑOR, ¿por qué se ha de encender tu furor contra tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto con gran fuerza y con mano poderosa?
¿Por qué han de hablar los egipcios diciendo: “Los sacó por maldad, para matarlos sobre los montes y para exterminarlos sobre la faz de la tierra”? Desiste del ardor de tu ira y cambia de parecer en cuanto a hacer mal a tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: “Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y daré a su descendencia toda esta tierra de la cual he hablado. Y ellos la tomarán como posesión para siempre”.
Entonces el SEÑOR cambió de parecer en cuanto al mal que dijo que haría a su pueblo.
Entonces Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos tablas del testimonio, tablas escritas por ambos lados; por uno y otro lado estaban escritas.
Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas.
Al oír Josué el estruendo del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: — ¡Estruendo de batalla hay en el campamento!
Pero Moisés respondió: — No es estruendo de victoria ni estruendo de derrota. Yo escucho estruendo de cantares.
Aconteció que cuando llegó al campamento y vio el becerro y las danzas, la ira de Moisés se encendió, y arrojó las tablas de sus manos y las rompió al pie del monte.
Y tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego. Luego lo molió hasta reducirlo a polvo, lo esparció sobre el agua, y lo hizo beber a los hijos de Israel.
Y Moisés dijo a Aarón: — ¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas traído sobre él un pecado tan grande?
Y Aarón respondió: — No se encienda la ira de mi señor. Tú conoces al pueblo, que es inclinado al mal.
Ellos me dijeron: “Haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”.
Y yo les respondí: “Los que tengan oro, que se lo quiten”. Ellos me lo dieron, y lo arrojé al fuego; y salió este becerro.
Al ver que el pueblo se había desenfrenado, pues Aarón les había permitido el desenfreno, de modo que llegaron a ser una vergüenza entre sus enemigos,