Explicación, estudio y comentario bíblico de Éxodo 7:11-20 verso por verso
El faraón también llamó a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos.
Cada uno echó su vara, las cuales se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.
Y el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: — El corazón del faraón se ha endurecido, y rehúsa dejar ir al pueblo.
Ve por la mañana al faraón, cuando él salga al río. Ponte frente a él a la orilla del Nilo. Toma en tu mano la vara que se transformó en serpiente,
y dile: “El SEÑOR, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti para decirte: ‘Deja ir a mi pueblo para que me sirva en el desierto’. Pero he aquí que hasta ahora no has querido escuchar.
Así ha dicho el SEÑOR: ‘En esto conocerás que yo soy el SEÑOR’; he aquí, con la vara que tengo en mi mano golpearé las aguas del Nilo, y estas se convertirán en sangre.
Los peces que hay en el Nilo morirán. El Nilo apestará, y los egipcios tendrán asco de beber agua del Nilo”.
El SEÑOR dijo también a Moisés: — Di a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua; y ellas se convertirán en sangre”. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, hasta en los baldes de madera y en las vasijas de piedra.
Moisés y Aarón hicieron como les mandó el SEÑOR. Alzó la vara y golpeó las aguas del Nilo en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre.