Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 11:15-26 verso por verso
“Oh hijo de hombre, tus mismos hermanos — los hombres que están contigo en la cautividad y toda la casa de Israel, todos ellos — son aquellos a quienes los habitantes de Jerusalén han dicho: ‘¡Permanezcan lejos del SEÑOR! ¡Es a nosotros a quienes ha sido dada la tierra como posesión!’.
Por tanto, diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Aunque los he arrojado lejos entre las naciones y aunque los he dispersado por los países, por un breve tiempo he sido para ellos un santuario en los países a donde han llegado’.
Por tanto, di que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Yo los reuniré de entre los pueblos y los recogeré de los países en los cuales han sido dispersados, y les daré la tierra de Israel’.
Allá volverán, y quitarán de ella todas sus cosas detestables y todas sus cosas abominables.
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.
Pero haré que la conducta de aquellos, cuyo corazón anda tras sus cosas detestables y sus abominaciones, recaiga sobre sus cabezas”, dice el SEÑOR Dios.
Entonces los querubines alzaron sus alas, con las ruedas que estaban junto a ellos. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
Luego la gloria del SEÑOR ascendió de en medio de la ciudad y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
Luego el Espíritu me elevó y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a Caldea, a los que estaban en la cautividad. Entonces la visión que había visto se fue de mí.
Y comuniqué a los cautivos todas las cosas del SEÑOR que él me había mostrado.