Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 11:3-26 verso por verso
Ellos dicen: ‘No está cercano el tiempo de edificar casas. Esta ciudad será la olla, y nosotros la carne’.
Por tanto, profetiza contra ellos. ¡Profetiza, oh hijo de hombre!”.
Entonces descendió sobre mí el Espíritu del SEÑOR y me dijo: “Diles que así ha dicho el SEÑOR: ‘Así han hablado, oh casa de Israel, y yo he sabido los pensamientos que suben de sus espíritus.
Ustedes han multiplicado sus muertos en esta ciudad; han llenado de muertos sus calles.
Por tanto, así dice el SEÑOR Dios, sus muertos que han dejado en medio de ella, ellos serán la carne; y ella la olla. Pero a ustedes yo los sacaré de en medio de ella.
Temen la espada, y espada traeré sobre ustedes, dice el SEÑOR Dios.
Los sacaré de en medio de ella, los entregaré en mano de extraños y entre ustedes ejecutaré actos justicieros.
¡A espada caerán! Los juzgaré en la frontera de Israel, y sabrán que yo soy el SEÑOR.
Esta ciudad no les servirá de olla ni ustedes serán la carne dentro de ella. ¡En la frontera de Israel los habré de juzgar!
Y sabrán que yo soy el SEÑOR, que no han andado en mis leyes ni han cumplido mis decretos; sino que han actuado según los decretos de las naciones que están a su alrededor’ ”.
Y mientras yo profetizaba, aconteció que murió Pelatías hijo de Benaías. Entonces caí postrado sobre mi rostro y exclamé a gran voz, diciendo: “¡Ay, SEÑOR Dios! ¿Exterminarás al remanente de Israel?”.
Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“Oh hijo de hombre, tus mismos hermanos — los hombres que están contigo en la cautividad y toda la casa de Israel, todos ellos — son aquellos a quienes los habitantes de Jerusalén han dicho: ‘¡Permanezcan lejos del SEÑOR! ¡Es a nosotros a quienes ha sido dada la tierra como posesión!’.
Por tanto, diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Aunque los he arrojado lejos entre las naciones y aunque los he dispersado por los países, por un breve tiempo he sido para ellos un santuario en los países a donde han llegado’.
Por tanto, di que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Yo los reuniré de entre los pueblos y los recogeré de los países en los cuales han sido dispersados, y les daré la tierra de Israel’.
Allá volverán, y quitarán de ella todas sus cosas detestables y todas sus cosas abominables.
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.
Pero haré que la conducta de aquellos, cuyo corazón anda tras sus cosas detestables y sus abominaciones, recaiga sobre sus cabezas”, dice el SEÑOR Dios.
Entonces los querubines alzaron sus alas, con las ruedas que estaban junto a ellos. Y la gloria del Dios de Israel estaba por encima, sobre ellos.
Luego la gloria del SEÑOR ascendió de en medio de la ciudad y se detuvo sobre el monte que está al oriente de la ciudad.
Luego el Espíritu me elevó y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a Caldea, a los que estaban en la cautividad. Entonces la visión que había visto se fue de mí.
Y comuniqué a los cautivos todas las cosas del SEÑOR que él me había mostrado.