Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 16:15-26 verso por verso
“‘Pero confiaste en tu belleza y te prostituiste a causa de tu fama; vertiste tu lujuria sobre todo el que pasaba, fuera quien fuera.
Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste lugares altos de vivos colores, y sobre ellos te prostituiste. ¡Cosa semejante no ha sucedido ni volverá a suceder!
Asimismo, tomaste las bellas joyas de mi oro y de mi plata que yo te había dado, y te hiciste símbolos de varón, y con ellos te prostituías.
Tomaste tus vestidos bordados para cubrirlos, y pusiste ante ellos mi aceite y mi incienso.
También tomaste mi pan que yo te había dado — la harina fina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba — y lo pusiste delante de ellos como grato olor, dice el SEÑOR Dios.
“‘Además de esto, tomaste a tus hijos y a tus hijas que me habías dado a luz, y los sacrificaste ante ellos para que fueran consumidos. ¿Eran poca cosa tus prostituciones?
Pues degollaste a mis hijos y los diste para hacerlos pasar por fuego ante ellos.
En medio de tus abominaciones y de tus prostituciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, revolcándote en tu sangre.
Y sucedió que después de toda tu maldad (¡Ay, ay de ti! dice el SEÑOR Dios),
construiste plataformas e hiciste lugares altos en todas las plazas.
En cada comienzo de camino construiste lugares altos y convertiste tu hermosura en abominación, ofreciéndote a cuantos pasaban y multiplicando tus prostituciones.
“‘Te prostituiste con los hijos de Egipto, tus vecinos de grandes carnes; multiplicaste tus prostituciones, provocándome a ira.