Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 23:2-20 verso por verso
“Oh hijo de hombre: Había dos mujeres, que eran hijas de una sola madre.
Se prostituyeron en Egipto; en su juventud se prostituyeron. Allá fueron apretados sus pechos; allí fueron estrujados sus senos virginales.
La mayor se llamaba Ohola, y su hermana se llamaba Oholiba. Fueron mías y dieron a luz hijos e hijas. En cuanto a sus nombres, Ohola es Samaria, y Oholiba es Jerusalén.
“Ohola se prostituyó cuando me pertenecía. Ardió en deseo por sus amantes, los asirios, hombres de guerra
vestidos de color azul, gobernadores y oficiales; todos ellos jóvenes atractivos, todos ellos jinetes que montaban a caballo.
Con ellos se entregó a la prostitución; todos ellos eran lo más selecto de los hijos de Asiria. Y se contaminó con todos los ídolos de aquellos por quienes ardió en deseo.
Pero no abandonó su prostitución de Egipto, pues se acostaron con ella en su juventud, estrujaron sus senos virginales y vertieron sobre ella su lujuria.
Por tanto, la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de Asiria por quienes ardía en deseo.
Ellos descubrieron su desnudez, tomaron a los hijos y a las hijas de ella, y a ella la mataron a espada. Y vino a ser un refrán entre las mujeres, pues en ella ejecutaron actos justicieros.
“Su hermana Oholiba vio esto, pero corrompió su deseo más que la otra; su lujuria sobrepasó a la de su hermana.
Ardió en deseo por los asirios; gobernadores y oficiales, hombres de guerra espléndidamente vestidos, jinetes montados a caballo, todos ellos jóvenes atractivos.
Y vi que se había contaminado y que ambas habían seguido por el mismo camino.
Pero esta aumentó su prostitución, pues vio hombres grabados en la pared, figuras de caldeos grabadas con ocre rojo,
ceñidas las cinturas con cinturón, con amplios turbantes sobre sus cabezas, teniendo todos la apariencia de comandantes, a la manera de los hijos de Babilonia, de Caldea, la tierra de su origen.
Por ellos ardió en deseo con solo verlos, y les envió mensajeros a Caldea.
Los hombres de Babilonia se unieron a ella en cama de amores, y la contaminaron con su lujuria. Se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos.
Así practicó abiertamente su prostitución y descubrió su desnudez, por lo cual mi alma se hastió de ella, como mi alma se había hastiado de su hermana.
Pero ella multiplicó su prostitución, trayendo a la memoria los días de su juventud, en los cuales se había prostituido en la tierra de Egipto.
Ardió en deseo por sus amantes, cuyas carnes eran como las de los burros, y cuya eyaculación era como la de los caballos.