Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 29:12-21 verso por verso
Pues convertiré la tierra de Egipto en una desolación en medio de las tierras desoladas, y sus ciudades estarán arruinadas durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países”.
Porque así ha dicho el SEÑOR Dios: “Al final de los cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos donde habrán sido dispersados,
y restauraré de la cautividad a Egipto. Los haré volver a la tierra de Patros, la tierra de su origen. Allí formarán un reino modesto;
será modesto en comparación con los otros reinos. Nunca más se enaltecerán sobre las naciones; porque los reduciré, para que no se enseñoreen de las naciones.
Nunca más serán objeto de confianza para la casa de Israel, que les haga recordar el pecado de volverse hacia ellos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR Dios”.
Aconteció en el primer día del mes primero del año veintisiete que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“Oh hijo de hombre: Nabucodonosor, rey de Babilonia, sometió a su ejército a una labor grande contra Tiro: Toda cabeza fue rapada y todo hombro despellejado; pero ni para él ni para su ejército hubo recompensa en Tiro por la labor que realizaron contra ella.
Por eso, así ha dicho el SEÑOR Dios, he aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto. Él se llevará sus riquezas, tomará botín y la saqueará; y habrá recompensa para su ejército.
Le he dado la tierra de Egipto por el trabajo que realizó en ella, porque lo hizo para mí, dice el SEÑOR Dios.
“En aquel día haré surgir el poderío de la casa de Israel, y te permitiré abrir la boca en medio de ellos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.