Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 3:4-11 verso por verso
Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, ve, acércate a la casa de Israel y háblales mis palabras;
porque no eres enviado a un pueblo de habla misteriosa ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel;
no a muchos pueblos de habla misteriosa y de lengua difícil, cuyas palabras no entiendes. Si a ellos te enviara, ellos sí te escucharían.
Pero los de la casa de Israel no te querrán escuchar, porque no me quieren escuchar a mí. Pues todos los de la casa de Israel son de frente dura y tienen el corazón empedernido.
He aquí, yo hago tu rostro tan duro como el rostro de ellos, y hago tu frente tan dura como su frente.
Yo hago tu frente como el diamante, que es más duro que el pedernal. Tú no les temerás, ni te atemorizarás ante ellos, porque son una casa rebelde”.
Me dijo además: “Oh hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que te diga, y escucha con tus oídos.
Acércate a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales diciendo: ‘Así ha dicho el SEÑOR Dios’, ya sea que escuchen o que dejen de escuchar”.