Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 32:1-10 verso por verso
Aconteció en el primer día del mes duodécimo del año doce que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“Oh hijo de hombre, entona un lamento por el faraón, rey de Egipto, y dile: “‘Has llegado a ser semejante a un león de las naciones. Tú eres como el monstruo de los mares; irrumpes en tus ríos, agitas las aguas con tus pies y enlodas sus corrientes.
Así ha dicho el SEÑOR Dios: Extenderé contra ti mi red en medio de la reunión de muchos pueblos, y con mi malla te levantarán.
Te arrojaré en la tierra; te lanzaré sobre la superficie del campo. Haré que las aves del cielo habiten sobre ti; haré que se sacien de ti las bestias de toda la tierra.
Tus carnes expondré sobre los montes, y llenaré los valles con tus restos.
Regaré la tierra con el correr de tu sangre, y de ti se llenarán las quebradas.
Cuando yo te haya extinguido, cubriré los cielos y haré que se oscurezcan las estrellas. Cubriré el sol con una nube, y dejará de alumbrar la luz de la luna.
Haré que se oscurezcan sobre ti todos los astros luminosos del cielo, y traeré tinieblas sobre tu tierra, dice el SEÑOR Dios.
“‘Perturbaré el corazón de muchos pueblos cuando haga llevar a los tuyos en cautividad entre las naciones, a tierras que jamás has conocido.
Haré que muchos pueblos queden atónitos a causa de ti. Por tu causa sus reyes se estremecerán de terror, cuando yo esgrima mi espada ante sus rostros. En el día de tu caída todos temblarán a cada instante, cada uno por su propia vida.