Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 36:1-8 verso por verso
“Pero tú, oh hijo de hombre, profetiza acerca de los montes de Israel, y di: ¡Oh montes de Israel, oigan la palabra del SEÑOR!
Así ha dicho el SEÑOR Dios: Por cuanto el enemigo dijo de ustedes: ‘¡Bravo! ¡También estas alturas eternas nos han sido dadas por heredad!’,
por eso, profetiza y di que así ha dicho el SEÑOR Dios: Por cuanto los desolaron y los aplastaron por todos lados, para que fueran hechos heredad de las demás naciones, de modo que se les puso como objeto de habladuría y calumnia ante los pueblos;
por eso, oh montes de Israel, oigan la palabra del SEÑOR Dios. Así ha dicho el SEÑOR Diosa a los montes y a las colinas, a las quebradas y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades abandonadas que fueron expuestas al saqueo y al escarnio ante el resto de las naciones que están alrededor”.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios: “Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra el resto de las naciones y contra todo Edom, quienes en medio del regocijo de todo corazón y con despecho del alma, se dieron a sí mismos mi tierra como heredad, para que su campo fuera expuesto al pillaje.
Por tanto, profetiza acerca de la tierra de Israel y di a los montes y a las colinas, a las quebradas y a los valles, que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, porque han cargado con la afrenta de las naciones.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios, yo he alzado mi mano jurando que las naciones que están a su alrededor han de cargar con su afrenta’.
“Pero ustedes, oh montes de Israel, darán sus ramas y producirán su fruto para mi pueblo Israel, porque ellos están a punto de venir.