Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 36:27-38 verso por verso
Pondré mi Espíritu dentro de ustedes y haré que anden según mis leyes, que guarden mis decretos y que los pongan por obra.
Y habitarán en la tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Los libraré de todas sus impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no los someteré más al hambre.
Multiplicaré, asimismo, el fruto de los árboles y el producto de los campos, para que nunca más reciban afrenta entre las naciones, por causa del hambre.
Entonces se acordarán de sus malos caminos y de sus hechos que no fueron buenos, y se detestarán a ustedes mismos por sus iniquidades y por sus abominaciones.
No es por causa de ustedes que hago esto; sépanlo bien, dice el SEÑOR Dios. ¡Avergüéncense y cúbranse de afrenta a causa de sus caminos, oh casa de Israel!”.
Así ha dicho el SEÑOR Dios: “El día en que yo los purifique de todas sus iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades y que sean reconstruidas las ruinas.
La tierra desolada será cultivada, en contraste con haber estado desolada ante los ojos de todos los que pasaban.
Y dirán: ‘Esta tierra que estaba desolada ha venido a ser como el jardín de Edén, y estas ciudades que estaban destruidas, desoladas y arruinadas ahora están fortificadas y habitadas’.
Entonces las naciones que fueron dejadas en sus alrededores sabrán que yo, el SEÑOR, he reconstruido las ciudades arruinadas y he plantado la tierra desolada. Yo, el SEÑOR, he hablado y lo haré”.
Así ha dicho el SEÑOR Dios: “Aún he de ser buscado por la casa de Israel para hacerles esto: Multiplicaré los hombres como los rebaños.
Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus festividades, así las ciudades desiertas estarán llenas de rebaños de hombres. Y sabrán que yo soy el SEÑOR”.