Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 36:5-27 verso por verso
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios: “Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra el resto de las naciones y contra todo Edom, quienes en medio del regocijo de todo corazón y con despecho del alma, se dieron a sí mismos mi tierra como heredad, para que su campo fuera expuesto al pillaje.
Por tanto, profetiza acerca de la tierra de Israel y di a los montes y a las colinas, a las quebradas y a los valles, que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, porque han cargado con la afrenta de las naciones.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios, yo he alzado mi mano jurando que las naciones que están a su alrededor han de cargar con su afrenta’.
“Pero ustedes, oh montes de Israel, darán sus ramas y producirán su fruto para mi pueblo Israel, porque ellos están a punto de venir.
Porque he aquí, yo estoy a favor de ustedes; me volveré a ustedes, y serán cultivados y sembrados.
Multiplicaré sobre ustedes los hombres, a toda la casa de Israel, a toda ella. Las ciudades serán habitadas y las ruinas serán reconstruidas.
Multiplicaré sobre ustedes a hombres y animales; se multiplicarán y fructificarán. Los haré habitar como solían en el pasado; los haré mejores que en sus comienzos. Y sabrán que yo soy el SEÑOR.
Sobre ustedes haré que transiten hombres, los de mi pueblo Israel. Los tomarán en posesión y ustedes serán su heredad. Nunca más los volverán a privar de sus hijos”.
Así ha dicho el SEÑOR Dios: “Por cuanto te dicen: ‘Tú devoras hombres y privas de hijos a tu nación’,
por tanto, no devorarás más a los hombres ni nunca más privarás de hijos a tu nación, dice el SEÑOR Dios.
Nunca más te haré oír la afrenta de las naciones, ni llevarás más el oprobio de los pueblos ni privarás de hijos a tu nación”, dice el SEÑOR Dios.
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“Oh hijo de hombre, cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la contaminaban con su conducta y sus obras. Su conducta delante de mí fue como la inmundicia de una mujer menstruosa.
Y yo derramé mi ira sobre ellos, por la sangre que derramaron sobre la tierra y porque la contaminaron con sus ídolos.
Los dispersé por las naciones, y fueron esparcidos por los países. Los juzgué conforme a su conducta y a sus obras.
Pero cuando llegaron a las naciones a donde fueron, profanaron mi santo nombre cuando se decía de ellos: ‘¡Estos son el pueblo del SEÑOR, pero de la tierra de él han salido!’.
He tenido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel en las naciones adonde fueron.
Por tanto, di a la casa de Israel que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Yo no lo hago por ustedes, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, al cual han profanado en las naciones adonde han llegado.
Yo mostraré la santidad de mi gran nombre que fue profanado en las naciones, en medio de las cuales ustedes lo profanaron. Y sabrán las naciones que soy el SEÑOR, cuando yo muestre mi santidad en ustedes a vista de ellos’, dice el SEÑOR Dios.
“Yo, pues, los tomaré de las naciones y los reuniré de todos los países, y los traeré a su propia tierra.
Entonces esparciré sobre ustedes agua pura y serán purificados de todas sus impurezas. Los purificaré de todos sus ídolos.
Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Pondré mi Espíritu dentro de ustedes y haré que anden según mis leyes, que guarden mis decretos y que los pongan por obra.