Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 39:17-26 verso por verso
“Y tú, oh hijo de hombre, así ha dicho el SEÑOR Dios, di a las aves de rapiña, a las aves de toda especie y a los animales del campo: ‘¡Júntense y vengan! Reúnanse de todas partes al sacrificio que hago para ustedes: un gran sacrificio sobre los montes de Israel. Comerán carne y beberán sangre.
Comerán la carne de los poderosos y beberán la sangre de los gobernantes de la tierra, de carneros, de corderos, de machos cabríos y de toros, todos ellos engordados en Basán.
Comerán sebo hasta hartarse, y beberán la sangre del sacrificio que he hecho para ustedes, hasta embriagarse.
En mi mesa se saciarán de caballos y de jinetes, de valientes y de todos los hombres de guerra’, dice el SEÑOR Dios.
“Entonces pondré mi gloria entre las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho y mi poderío que habré impuesto sobre ellas.
De aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy el SEÑOR su Dios.
Las naciones sabrán también que la casa de Israel fue llevada cautiva por causa de su pecado. Porque se rebelaron contra mí, yo escondí de ellos mi rostro y los entregué en mano de sus enemigos; y todos ellos cayeron a espada.
Hice con ellos de acuerdo con su impureza y sus transgresiones, y escondí de ellos mi rostro”.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios: “Ahora restauraré de la cautividad a Jacob. Tendré misericordia de toda la casa de Israel, y mostraré mi celo por mi santo nombre.
Olvidarán su afrenta y toda la infidelidad con que fueron infieles contra mí, cuando habiten en su tierra en seguridad y no haya quien los espante;